Mi vestido negro se tiñe de rojo. Mis ojos, como un río que se desborda, exánimes, exhaustos... Me dejas aquí, desangrándome, en este bosque sin salida. En este bosque al que la luz no ha tocado jamás. Me arrancas la vida, mi alma, mi ser...
Momentos antes la felicidad me miraba de frente, y ahora, me siento como si solo fuera basura, como si mi existencia no tuviera ninguna clase de sentido. Y te alejas, como un ángel caído, cegado por la codicia, como un ángel caído en el que tan solo habita el mal.
Mis ojos, aún clavados en ti, esperando que te vuelvas hacia mí, pidiéndome perdón, acunándome una vez más entre tus brazos. Pero sé que no será así, sé que pronto desaparecerás para siempre, que no volverás, que poco a poco te desvanecerás. Ya te desvaneces, te desvaneces... como un precioso sueño del que me he despertado.
Busco tu melodiosa voz en mi cabeza, desesperada, tratando de convencerme de que sí has sido real. Busco y busco, y lo único que hallo es desesperación.
Cada pequeño átomo de mi mugriento cuerpo se retuerce de dolor. Mi vida, esta insignificante vida, se está borrando de este planeta tan injusto e incomprensible, como un fugaz estruendo que te despierta en medio de la noche y que no volverás a oir. Y todo por culpa de ese ángel traidor y hermoso, que llevó consigo todo lo que poseía. Por ese ángel, traslúcido, intocable, que solo me dejó mi cuerpo, pudriéndose cada vez más rápido, apagándose como la llama de una vela a la que han quitado el oxígeno. Y es ese oxígeno el que mis pulmones, oxídados, no encuentran.
De repente, todo cambia... En mi rostro, ahora lúgubre y sombrío, aparece una sonrisa maligna, desdichada... Mis ojos, ahora tan solo inyectados en sangre, ya no miran a ningún punto fijo. En mí, el vacío, la nada.
Mi mente gira, hace una voltereta mortal. Esa voltereta lo cambia todo. Me he dado cuenta de que he caído en una trampa evidente en la que no volveré a caer jamás. Ahora yo también soy un ángel caído, un ángel cegado por la sed de una gran venganza, en el que solo existe, sin más, el odio y la destrucción.
Ahora soy la clase de ser que nunca quise ser.
"Muere", me digo. "Muere. Morirás"
14.5.08
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1 comentário:
Que barbaridade,rapaciña! que se supón que eres,unha zombie,unha paisaniña que acaba de palmar,ou unha elucubradora de ideas absurdas baseadas somentes no manexo dunha morea de adxetivos? Non entendo o relato,faiseme moi pretencioso,ben adornado pero sin substancia como unha historia escrita pra un mesmo que francamente acaballe resbalando ós demais,como nota positíva direi que non resulta indiferente,de outra maneira non terías a miña opinión. Un saudo.
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